Aoi recuerda el momento en que, en segundo de secundaria, conoció a Ichika, un chico que comía piedras y gemas como si fueran delicias. Mientras el resto de la clase lo evitaba por esa rareza, Aoi se sentía cada vez más atraído por él… no solo porque también encontraba las piedras apetitosas, sino por algo más profundo que empezó a nacer desde aquella escena brillante y peculiar.
Una historia BL de amor poco común, donde los sentimientos florecen a través de cenas brillantes y nada convencionales.